Despedida a un artista que experimentó con la pintura y con la parafernalia utilitaria presente en cualquier hogar.
Nacido en 1950, fue un precoz discípulo del conceptualismo y el primer artista vivo exhibido en una muestra individual en el Bellas Artes, en 1995.
Gran admirador de Cortázar y Borges, creó objetos con espíritu lúdico y encontró uno de sus fetiches en el mero broche de la ropa, que desintegró en diversas funciones irónicas.
Noticias Relacionadas
“El misterio del último Stradivarius”: una novela que explora el arte, la crueldad y la redención
Derek Walcott: reeditan “Omeros”, la obra maestra del Nobel de Literatura caribeño
Daniel Balmaceda ante el desafío de recrear un asesinato real en la Buenos Aires del 1880